miércoles, 17 de septiembre de 2014

El "cerebro" del Intestino


Un “segundo cerebro” funciona en el abdomen y regula emociones. Su red neuronal no elabora pensamientos, pero influye en el estado de ánimo y hasta en el sueño. Que se use la palabra “entripado” para referirse a un enojo podría no ser del todo metafórico.
Que el estómago “se cierre” en una situación estresante o que parezca poblado de mariposas ante el amor también tendría una explicación científica.El aparato digestivo está tapizado por una red de neuronas (células nerviosas) de tan amplio alcance que algunos científicos la han denominado “segundo cerebro”.
Ese cerebro, según estudios científicos recientes, influye en nuestro estado de ánimo, carácter y hasta en el ritmo de sueño.
Michael Gershon, investigador de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, y autor de El segundo cerebro (The Second Brain), un libro de referencia en las investigaciones sobre el tema, explica que, conocido técnicamente como sistema nervioso entérico, el segundo cerebro está compuesto por capas de neuronas ubicadas en las paredes del tubo intestinal, y que contiene unos 100 millones de neuronas.
El pequeño cerebro que tenemos en las entrañas funciona en conexión con el grande, el del cráneo, y en parte, determina nuestro estado mental y tiene un papel clave en determinadas enfermedades que afectan otras partes del organismo.
Además de neuronas, en el aparato digestivo están presentes todos los tipos de neurotransmisores que existen en el cerebro. De hecho, el 95 por ciento de la serotonina, unos de los neurotransmisores más importantes del cuerpo, se encuentra en el intestino.
Sin embargo, aunque su influencia es amplia, se deben evitar confusiones: el segundo cerebro no es sede de pensamientos conscientes ni de toma de decisiones .
Como puede leerse en una nota publicada por la revista de divulgación científica Scientific American , gran parte de la potencia neurológica del segundo cerebro se concentra en la ardua tarea diaria de la digestión.
Emeran Mayer, profesor de Fisiología, Psiquiatría y Ciencias del Bio-comportamiento de la Universidad de California, le dijo a esa publicación que una gran parte de nuestras emociones probablemente se vea influida por los “nervios de los intestinos”.
En el mismo sentido, Gershon afirma que el bienestar emocional cotidiano quizá también dependa de mensajes que el cerebro intestinal envía al cerebro craneano.
Guido Iantorno, jefe de la Unidad de Motilidad Digestiva del Hospital Bonorino Udaondo, le explicó a Clarín que, aunque de modo indirecto, a través del eje cerebro-intestinal, el sistema nervioso entérico puede influir en situaciones emocionales y en otros síntomas como la hipersensibilidad al dolor.
Cuenta Iantorno que mediante tomografías computarizadas por emisión de positrones pudo comprobarse que, ante un estímulo en el intestino, en las personas con afecciones funcionales del aparato digestivo reacciona un sector del cerebro diferente del que reacciona en personas sanas.
“Esto significa que la corteza cerebral responde de diferente modo si se padece, por ejemplo, el síndrome de colon irritable”, dice Iantorno.
Algunos científicos piensan que en un futuro, algunos padecimientos intestinales podrían tratarse con terapias aplicadas a nivel neuronal.
De hecho, el síndrome de colon irritable en parte deriva de un exceso de serotonina en el intestino, y quizá podría ser considerado una “enfermedad mental” del segundo cerebro.
Los trabajos de Mayer con el sistema nervioso del intestino lo han llevado a pensar que, en los próximos años, la psiquiatría tendrá que ampliar su alcance para tratar el segundo cerebro además del que está sobre los hombros.
Consultado por Clarín vía correo electrónico, el científico Michael Gershon contó que ahora se sabe además que en el intestino hay células madre adultas que pueden reemplazar a las neuronas que mueren o son destruidas.
Además, afirmó Gershon: “El sistema nervioso entérico le habla al cerebro y este le responde.
El intestino puede afectar el humor, y la estimulación del nervio principal que conecta al cerebro con el intestino (el vago) puede ayudar a aliviar la depresión, y es usado para tratar la epilepsia”.
Para Gershon, el segundo cerebro tiene un papel en la mayoría de las cosas que enferman al intestino , desde el síndrome de colon irritable hasta las enfermedades relacionadas con la inflamación del intestino.
“Uno no puede vivir sin su sistema nervioso entérico.
Hasta la constipación de la tercera edad es un problema del segundo cerebro.
Necesitamos saber más sobre él para tener mayor información sobre cómo abordar muchos de los males más comunes de la humanidad”, le dijo el experto a Clarín
inteligencia digestivaTenemos dos cerebros: el de la cabeza y el del estómago
El estómago es una red extensa de neuronas (100 millones) interconectadas. Sestructura neuronal posee la capacidad de producir y liberar los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas que produce el cerebro superior.
En nuestro sistema digestivo se produce y almacena el 90% de la serotonina de nuestro cuerpo; su función es esencial: absorción, aporte nutricional y movimientos musculares. Es la misma serotonina que en un 10% se crea en nuestro cerebro superior y de la que depende nuestro bienestar.
La famosa hormona de la felicidad la tenemos en el estómago, por eso debemos escuchar más al sistema digestivo. De cómo sintamos nuestras tripas depende nuestro ánimo. Si aprendemos a escuchar sus señales estaremos más sanos, perceptivos y equilibrados.
Desde la digestión podemos influir en nuestras emociones. Hay una relación continua de intercambio de información entre los dos cerebros. Un ejemplo: un estreñimiento crónico puede suponer una falta de serotonina, nos convierte en pesimistas y baja la libido.
Al cuidar tu estómago, puedes mejorar tu estado de ánimo. Si empiezas a reconectar, sentir, entender lo que te sienta mal, ser consciente de lo que comes y cómo, en quince días notas un cambio. La gente que escucha sus tripas, se hace masajes y sabe comer, transmite más equilibrio, comprensión, paciencia y son más intuitivos.
Si mimamos y relajamos el abdomen nuestras neuronas estomacales producen benzodiazepinas, las moléculas que usamos como ansiolíticos para relajar e inducir el sueño y para descontracturar músculos. Hay muchas sustancias químicas que nosotros producimos y que si no somos capaces de liberar, manifestamos depresión, ansiedad o cansancio crónico.
Para liberarlas podemos comenzar con pequeños cambios: comer bien y con paz. Ir al baño sin prisa, unos 15 minutos. Nuestro intestino se mueve un centímetro al minuto, es una ola de movimiento muscular lenta, tranquila y equilibrada, hay que respetarlo. Es muy beneficioso hacer un automasaje en la tripa, movimientos muy suaves empezando por el lado derecho y avanzando en el sentido de las agujas del reloj; eso relaja el sistema digestivo. Hacer diariamente diez minutos de estiramientos.
A media tarde, cuando aparece el cansancio, respirar con la barriga durante diez minutos. Un vaso de agua caliente en ayunas con unas gotitas de limón o menta activa la función muscular del estómago, vesícula e intestino. De vez en cuando un fin de semana de depuración a base de batidos de verduras es aconsejable. Y ejercicio regular.
Del sistema digestivo también depende nuestra piel. Nuestro sistema digestivo representa el 70% de las defensas. Si uno come mal, tiene mucho estreñimiento o gastroenteritis, infecciones, o toma muchos antibióticos, se trastorna todo el tráfico, es decir la función de filtrar, defender, eliminar y absorber.
Cuando este sistema depurativo, el más grande del cuerpo, funciona mal, otro órgano, como la piel, coge su función. Las consecuencias son dermatitis, psoriasis, acné, piel atópica, manchas… síntomas cuyo origen en un 80% es intoxicación interna.
Hay una conexión directa entre el envejecimiento precoz y procesos degenerativos tanto de piel y articulaciones con la salud del estómago. Ya lo estudió Iliá Mechnikov, premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1908, la fermentación pútrida en el intestino es la razón principal del envejecimiento precoz. Y el estreñimiento y la putrefacción proteica están vinculados al desarrollo del cáncer y a los procesos degenerativos sistémicos prematuros. Si la célula esta bien nutrida e hidratada y mantiene adecuadamente el proceso de eliminación y desactivación de las toxinas y de los radicales libres, puede estar joven y activa durante mucho tiempo.
Con la vida que llevamos (sedentaria, estresada, alimentación cuya calidad no está muy controlada…) no eliminamos todo lo que ingresamos y por tanto absorbemos toxinas, sufrimos putrefacción, inflamación, intoxicación y bajan las defensas. Un tratamiento para el colon una vez al año es muy recomendable.
Es recomendable que de vez en cuando, durante un mes, se retiren de la dieta trigo, azúcar, lácteos y alcohol; y fuera cereales, salvo arroz, avena y algo de centeno.
Referencias: * The second brain
http://barcelonalternativa.es/tenemos-otro-cerebro-en-el-abdomen-que-se-encarga-de-las-emociones/

jueves, 11 de septiembre de 2014

Tónico para las articulaciones

Recomendado para la artritis y para cuando te duelen las articulaciones, tendones…. Bébelo caliente. Es excelente para los practicantes de yoga..
Modo de preparación:
Calienta 1/8 de una cucharada de cúrcuma en ¼ de una taza de agua. Hierve a fuego lento de 5 a 7 minutos y luego añade 1 taza de leche vegetal ( soja, avena, almendras, mijo, etc.. ) y 2 cucharadas de aceite de almendra (de presión en frío). Calienta hasta el punto de ebullición y retira inmediatamente.
Servir.

Descubre tu nivel de Acidificación Corporal



(Este reportaje contiene tabla de alimentos acidos y alcalinos y test de acidificacion alimentaria)

El nivel de ácidos y bases es una variable que siempre está pre­sente en el organismo humano y es de vital importancia para la salud que exista una proporción equilibrada entre ellos. Dicho nivel se define mediante el valor pH, es decir, mediante el pH se mide el grado de acidez o basicidad de cualquier sus­tancia.
Si se une un ácido con una base (de igual fuerza y en concen­traciones idénticas) se obtiene una solución que no reacciona de manera acida ni tampoco de manera básica: se trata de una solución neutral que contiene una sal. Esta solución química­mente neutral tiene un pH de valor 7.
Un valor pH entre 0 y 6.9 es propio de un ácido, y un valor pH entre 7 y 14 es propio de una base.
Los valores pH en el organismo varían según el órgano que ana­licemos. En el estómago predomina el medio ácido mientras que en la saliva también se registran valores básicos. La sangre es el único componente del organismo en donde el pH presen­ta siempre un valor constante de 7.4 (ligeramente básico).
El análisis del estatus ácido-base de la sangre y la orina pro­porciona información crucial para la elaboración de los diag­nósticos en la medicina clínica.

¿Cómo surge la acidez?

El proceso de digestión de las proteínas genera ácidos dentro del organismo. Para estabilizar el equilibrio ácido-base el cuer­po elimina el exceso de ácido fundamentalmente a través de los ríñones. Además, la expulsión de dióxido de carbono en la espiración también contribuye a regular el valor pH.
Es muy importante que la relación de las proporciones ácido-base sea equilibrada.
Unos hábitos vítales y alimenticios desequilibrados pueden descompensar el equilibrio ácido-base y con él la salud del organismo. Cuando ya no es posible evacuar los ácidos pro­ducidos éstos se acumulan, frecuentemente en el tejido con­juntivo, y el resultado de este proceso no es otro que la acidi­ficación.

La acidificación: un problema infravalorado

Diversos estudios sobre los hábitos de población arrojan un dato: el 80 % de los habitantes de los países industrializados de occidente presentan alteraciones de la relación de las pro­porciones ácido-base.
A muchos los síntomas les resultarán familiares: cansancio y decaimiento permanente, propensión a las infecciones, dolores de cabeza, problemas digestivos o acidez estomacal. Detrás de estas “indisposiciones” y malestares cotidianos, a menudo inexplicables, los médicos en general y los expertos en naturopatía y medicina natural detectan cada vez con más fre­cuencia un común denominador: la creciente acidificación del organismo. Todo aquel que quiera hacer algo por evitarlo debe procurar que su alimentación sea suficientemente alcalina y debe evitar exponerse a factores desencadenantes de estrés. Cuando no sea posible seguir esta estrategia como es debido se puede optar por la ingesta de una mezcla adecuada de sales minerales de efecto alcalínizante.

¿Por qué se produce la acidificación?

El tipo de alimentación y los hábitos de vida tanto en el traba­jo como fuera de él suelen ser las principales causas de un organismo ácido.
Principales causas que dan lugar a alteraciones transitorias de nuestro equilibrio ácido-base:
  • una alimentación incorrecta o predominantemente acida (mucha carne)
  • consumo inadecuado de alcohol
  • la nicotina y la cafeína
  • escasa ingesta de líquidos
  • el estrés, sobrecargas físicas y mentales
  • dietas desequilibradas
  • diversos contaminantes medioambientales
  • falta de actividad física
  • transformación y neutralización insuficiente de los ácidos debido a una carencia de vitaminas y olígoelementos
El mantenimiento de unos niveles de ácido normales es de importancia vital para la totalidad del organismo humano. Por ejemplo, la sangre sólo puede transportar como es debido el oxígeno y los nutrientes si el índice de ácido está dentro del ámbito considerado normal. Hasta el corazón deja de funcio­nar correctamente cuando el miocardio se acidifica.
El organismo ha desarrollado un ingenioso sistema para man­tener sus índices de ácido dentro de unos niveles saludables. Los ácidos resultantes del proceso metabólico pueden salir fue­ra del organismo a través de los ríñones, el intestino, la piel y los pulmones, o bien el propio organismo se encarga de supri­mir los efectos perjudiciales de dichos ácidos “compensándo­los” con las denominadas bases, es decir, neutralizándolos.
Ahora bien, cuando el cuerpo se acidifica es porque recibe un exceso de sustancias acidas y carece de suficientes sustancias alcalinas (básicas) para luchar contra los ácidos. Entonces, en estos casos, el organismo recurre al “plan de emergencia”: los ácidos se depositan en el tejido conjuntivo que es donde -por el momento- menos perjuicios ocasionan

Síntomas de acidificación

A la larga la acidez termina ocasionando enfermedades
Los efectos de las alteraciones internas del metabolismo no se manifiestan espectacularmente, sino que van ganando terreno poco a poco. Por eso lo único que podemos hacer para detec­tarlas es prestar atención a las señales de aviso que emite nuestro organismo. En el caso de la acidificación corporal, sue­len ir apareciendo progresivamente una serie de molestias características.
Entre las manifestaciones típicas tenemos, por ejemplo:
  • falta de energía crónica
  • agotamiento al menor esfuerzo y tendencia a sentir frío
  • escasa capacidad de recuperación
  • dificultades para concentrarse
  • irritabilidad
  • cansancio
  • uñas blandas, quebradizas, hendidas, estriadas o con manchas
  • molestias articulares
  • excesiva sensibilidad al dolor
  • propensión a las infecciones
  • propensión a las alergias
También debemos prestar especial atención al estado de nues­tra piel porque una piel seca, resquebrajada, agrietada o con eccema seco en ocasiones puede ser indicio de acidificación.
Con el correr del tiempo, un exceso de acidez permanente sos­tenido durante mucho tiempo (también denominado acidosis) puede acarrear consecuencias peores, en este caso estaríamos hablando de enfermedades más graves

Alimentación acidificante

En el momento en que somos conscientes de dónde proceden los ácidos, podemos hacer todo lo posible para evitarlos. Muchos de los ácidos que se generan en nuestro organismo son fruto de una alimentación incorrecta. En cualquier caso, no es necesario insistir mucho en la idea de que una alimentación adecuada es la base de un estilo de vida saludable, no sólo en lo que al grado de acidificación se refiere, sino en otros muchos aspectos. En este caso hago mío ese refrán popular que dice: somos lo que comemos.
En principio las comidas acidificantes no contienen necesaria­mente ácidos, pero producen sustancias acidas durante el pro­ceso de la digestión y al ser absorbidas y aprovechadas por las células. Esta producción de ácidos constituye un proceso natu­ral e inevitable que tiene lugar en el organismo de cualquier persona. Un ejemplo muy conocido: como resultado de la digestión y la transformación de las proteínas de la carne se producen forzosamente ácidos, de los cuales probablemente el ácido úrico sea uno de los más conocidos. El exceso de ácido úrico se convierte en cristales de urato sódico, que por su pro­pio peso precipitan y se depositan en las articulaciones y en otros tejidos, provocando la gota y otras enfermedades articu­lares dlscapacitantes y muy dolorosas.

Nutrición y estilo de vida

La opinión de los científicos es que deberíamos Ingerir cuatro veces más elementos alcalizantes que acidificantes a través de la alimentación (proporción óptima 80 : 20) a fin de alcan­zar una relación equilibrada entre ácidos y bases dentro del organismo.
Tenga presente que el estrés y el tabaco agravan aún más los posibles desequilibrios existentes. También los diabéticos y las personas cuyo metabolismo es el propio de situaciones en las que se pasa hambre (rígidas dietas de adelgazamiento), es decir, todos aquellos organismos que cuentan con un apor­te alimenticio restringido, producen automáticamente más ácidos.
Por tanto, además de decantarse por una alimentación equili­brada, rica en minerales y con abundancia de fruta y verduras, también resulta aconsejable evitar el estrés y excesivo ajetreo. En este sentido hay que recalcar que comer es una de esas actividades que nunca deben llevarse a cabo deprisa y corrien­do. Masticar bien, ensalivar abundantemente los alimentos e ingerir suficiente líquido (por lo menos 2 o 3 litros diarlos) son hábitos muy saludables. La práctica de actividad física, a ser posible al aire libre y sin caer en el esfuerzo excesivo, propor­ciona también oxígeno y activa el metabolismo. Ésta es otra forma de impedir la acumulación de desechos resultantes del metabolismo de los alimentos que son perjudiciales para el organismo.
Por regla general cuantas más proteínas contiene un alimento más ácidos se producen al procesarlo. Los alimentos de sabor ácido no son necesariamente acidificantes. Por ejemplo, los limones y las naranjas son alimentos alcalizantes. Por tanto, lo que Importa no es el sabor de los alimentos sino cómo se metabolizan.

Alimentación equilibrada rica en sustancias minerales

En la tabla anterior podemos observar una clasificación de los ali­mentos en relación a su grado de acidez. De todos es sabido que una alimentación equilibrada, muy variada, abundante en ali­mentos frescos y de origen vegetal, rica en vitaminas y minerales, y moderada en su contenido de grasa e hidratos de carbono, es una magnifica base para mantener nuestro cuerpo en buen esta­do de salud.
En cualquier caso, cuando se produce la acidificación corporal debemos prestar especial atención a la alimentación y sobre todo a su contenido en sustancias minerales que, además de contribuir a contrarrestar la acidez corporal, son muy importantes dentro de cualquier plan de alimentación razonable y saludable, tanto para el desarrollo fisiológico de numerosos procesos metabólicos como para la profilaxis de gran cantidad de enfermedades.
Hoy en día la sofisticación y el refinamiento de numerosas mate­rias primas usadas en la industria alimentaria han dado como resultado que cada vez resulte más difícil aportar al organismo sustancias de importancia vital como el zinc, el calcio, el magne­sio o el manganeso. Estos elementos minerales son sustancias inorgánicas que deben ser suministradas regularmente a través de la alimentación a fin de preservar al organismo de la apari­ción de síntomas carenciales, siendo la acidificación de los teji­dos corporales uno de los primeros síntomas apreciables, al que le seguirán otros más graves si no se pone remedio.
Por todo ello nuestra alimentación cobra una vital importancia. No se trata de evitar permanentemente la comida rápida, la bollería Industrial, los alimentos envasados y los precocinados, se trata más bien de no convertir este tipo de comida en nuestra forma habitual de alimentación, y de prestar atención al conte­nido natural de sustancias básicas, como vitaminas y minerales, de los alimentos que ingerimos, así como de contrarrestar su ausencia o escasez con algún complemento alimenticio de cali­dad, sobre todo en aquellos momentos en los que no podemos decidir sobre el tipo de alimentación que queremos, o cuando se hacen dietas en las que se ingieren pocos alimentos o poca can­tidad.

Consejos para una alimentación equilibrada:

  • una o dos porciones de pescado semanales productos elaborados con harina integral en lugar de harinas refinadas
  • muchas frutas, verduras y hortalizas frutos secos una vez por semana como máximo legumbres y productos derivados de la soja dos veces por semana
  • carne magra dos veces por semana como máximo dos huevos por semana como máximo debe emplear exclusivamente aceites vegetales de cali­dad
  • hay que tomar mucho líquido: por lo menos dos litros diarios (¡sin azúcar y sin gas!) consumo regular de productos lácteos y queso

¿Cómo reacciona el organismo ante la acidificación?

Normalmente, el organismo trata de neutralizar el exceso de acidez corporal recurriendo a nutrientes alcalinos y a elemen­tos minerales aportados por el propio cuerpo, incluso en los casos de acldosis respiratoria, que es la que se produce por la retención respiratoria del CO2.
Si estos nutrientes minerales no están presentes en la alimen­tación o no se absorben en cantidades suficientes a través del intestino, el organismo recurre a sus propios depósitos, que poco a poco se van quedando vacíos. Esta pérdida de sustan­cias alcalinas necesarias para el correcto equilibrio ácido-base deja al cuerpo “literalmente desnutrido”.
Una vez consumidas estas reservas de nutrientes minerales ya no es posible neutralizar los ácidos. Entonces se forman sales difícilmente solubles que se acumulan preferentemente en los tejidos adiposo y conjuntivo. La elevada sobrecarga acida sos­tenida durante largo tiempo recibe el nombre de acidificación crónica.

¿Cuál el el grado de ácidez de tu organismo?

Tal y como hemos descrito anteriormente, los efectos de una acidificación del tejido conjuntivo son muy diversos y se manifiestan a través de un repertorio de síntomas también muy variado. El cuestionario que aparece a continuación te servirá para determinar las probabilidades que tiene tu orga­nismo de estar acidificado. Cuantas más respuestas afirmati­vas señales mayor será la probabilidad de que tu cuerpo esté ácido.
Muestras síntomas de una acidificación ?NO
¿Sufres problemas digestivos como estreñimiento, gases o diarrea?
¿Sufres a menudo problemas de acidez estomacal o tiene eructos ácidos?
¿Tienes tendencia al agarrotamiento y las tensiones musculares?
¿Te cuesta conciliar el sueño o consigue dormir muy poco?
¿Padeces enfermedades cutáneas como alergias, eccemas o neurodermitis?
¿Te sientes a menudo agotado e incapaz de concentrarse?
¿Sueles estar nervioso, irritado y “estallas” a la más mínima contrariedad?
¿Tienes frecuentes dolores de cabeza?
¿Eres propenso a caer en estados de ánimo depresivos?
¿Te duelen a menudo las articulaciones o la columna vertebral?
¿Eres muy sensible al frío?
¿Tienes problemas de uñas quebradizas o con manchas o bien sequedad e hipersensibilidad cutánea?
¿Te sientes a menudo débil, cansado y falto de energía?
Tienes hábitos alimenticios ácidos ?
¿Consumes a menudo dulces, chocolate, pasteles, galletas, etc.?
¿Consumes a menudo productos cárnicos y embutidos?
¿Tomas a menudo bebidas azucaradas y/o con gas tales como bebidas de cola o refrescos?
¿Tomas a menudo bebidas alcohólicas?
¿Es el queso un ingrediente frecuente dentro de tu plan de comidas?
¿Guisas a menudo con caldo de carne?
¿Consumes a menudo productos elaborados con harina refinada?
¿Tomas mucho café? ¿Añades mucha sal a sus platos?

¿Es ácido tu estilo de vida?

En estos tiempos tan ajetreados que nos ha tocado vivir, especialmente en los núcleos urbanos, se han ido consolidando toda una serie de costumbres que acidifican el organismo sin que apenas hayamos reparado en ello. ¿Forman también parte de tu estilo de vida…?
NO
¿Apenas dedicas tiempo a la actividad física?
¿Fumas?
¿Acudes pocas veces o nunca a la sauna?
¿No sueles cenar hasta después de las 20.00 horas?
¿No sueles acostarte hasta después de las 23.00 horas?
¿Tienes algo de sobrepeso?
¿No tomas ninguna infusión de hierbas?

¿Qué se puede hacer?: ¡Aportar bases!

Es menester revisar nuestros hábitos alimenticios y nuestras costumbres de vida. Intentar enriquecer nuestra alimentación con nutrientes de pH básico, hacer algo de deporte al aire libre y evitar los excesos en lo que a sustancias excitantes se refiere como alcohol, café y también el tabaco. Además es convenien­te garantizar un aporte adecuado de sustancias minerales de acción basificante, mediante el aporte de un complemento ali­menticio a base de una equilibrada mezcla de minerales bási­cos como son el calcio, el magnesio y el zinc, entre otros.

Equilibrio con sales minerales basificantes

Debemos tener en cuenta que cuantos más elementos minera­les contenga la alimentación más rica en bases es (consultar cuadro sinóptico de alimentos). Para ir sobre seguro en esos períodos en los que no es posible estar pendiente de la alcalinidad de la alimentación o en los que hay que hacer frente a un estrés intenso, lo mejor es recu­rrir a la ingesta de una combinación de bases conveniente­mente equilibrada.
Puede recurrir a una mezcla básica (alcalina) eficaz y equilibra­da. De este modo se reponen las reservas de bases del orga­nismo y se evita la acidificación. Se aconseja una mezcla equilibrada de sales minerales que aporta al organismo minerales que contrarrestan la acidez cor­poral y que por otra parte son esenciales para la salud por sus importantísimas funciones:

CALCIO

Este macromineral es el cuarto componente más abundante en el cuerpo después del agua, las proteínas y las grasas. El calcio corporal total se aproxima a los 1.150 g y un 90 % del mismo se concentra en la masa ósea y en dientes.
El calcio participa en la coagulación, en la correcta permeabili­dad de las membranas y a su vez adquiere fundamental impor­tancia como regulador nervioso y neuromuscular, modulando la contracción muscular (incluida la frecuencia cardíaca), la absorción y secreción intestinal, la liberación de hormonas y el control de la acidez corporal.
Se encuentra principalmente en los productos lácteos, frutos secos, sardinas y anchoas, así como en legumbres y vegetales verdes oscuros (acelga, espinaca y bróculi).
Un claro indicador de carencia de calcio es la osteoporosis, la debilidad ósea y la acidez corporal.

MAGNESIO

El magnesio es un metal alcalinoterroso que representa el segundo catión más importante del sector ¡ntracelular, junto con el potasio, y es el quinto mineral por su abundancia en el organismo.
Este macromineral es componente del sistema óseo, de la den­tadura y de muchas enzimas. Participa en la transmisión de los impulsos nerviosos, en la contracción y relajación de músculos, en el transporte de oxígeno a nivel tisular y participa activa­mente en el metabolismo energético.
Las fuentes de magnesio son el cacao, las semillas y frutas secas, el germen de trigo, la levadura de cerveza, los cereales Integrales, las legumbres y las verduras de hoja.
Su ausencia contribuye a que el cuerpo se acidifique más fácil­mente y se refleja por la aparición de calambres, debilidad muscular, náuseas y convulsiones, entre otros.

SODIO

Este mineral alcalino es necesario esencialmente para regular la presión de los líquidos corporales (presión osmótica) junto con el potasio.
El sodio, al actuar en el interior de las células, participa en la conducción de los Impulsos nerviosos, regula el reparto de agua en el organismo e interviene en la transmisión del impul­so nervioso a los músculos.

MANGANESO

Se sabe que este micromineral está relacionado con la forma­ción de los huesos, el desarrollo de tejidos y la coagulación de la sangre, con las funciones de la insulina, la síntesis del colesterol y como activador de varias enzimas.
El manganeso se encuentra en frutas secas, granos integrales, las semillas de girasol y de sésamo, la yema de huevo, legum­bres y verduras de hojas verdes.
La carencia de manganeso en el organismo puede generar len­to crecimiento de uñas y cabellos, despigmentación del pelo, mala formación de huesos y puede provocar un aumento de la acidificación corporal y una disminución en la tolerancia a la glucosa.
El exceso de manganeso ingerido por alimentación no ha demostrado tener efectos adversos.

ZINC

En el organismo se encuentran presentes aproximadamente entre 2 y 3 gramos de este micromineral alcalino que participa en el funcionamiento de 70 enzimas, entre las cuales se encuentran las del metabolismo de los hidratos de carbono, proteínas y grasas, además de en la síntesis de la insulina, el ADN y algunas otras.
Cumple también funciones aliviando alergias, aumenta la Inmunidad natural contra infecciones bacterianas y destruye elementos tóxicos como el cadmio que ingresa al organismo a través del humo del cigarro.
Se encuentra en el pescado, los lácteos, la yema de huevo, las legumbres secas y los cereales integrales.
Los niveles de zinc en el organismo se ven disminuidos por consumo de tabaco, café y el alcohol en exceso. La falta de zinc provoca diversas disfunciones en el organismo y contribuye al aumento de la acidez corporal.

Test de la saliva

El test de la saliva es una prueba que, de manera rápida y sen­cilla, le permitirá evaluar su nivel de acidosis. Esta simple prue­ba del pH de la saliva muestra inmediatamente su estado de iones y en consecuencia el estado de su salud respecto a la posible acidificación corporal.
La tira de papel nos da valores de pH aproximados entre 4.9 y 7.9. Debe saber que si el valor del pH de su saliva está por debajo de 7.0 y por encima de 7.6 puede existir un cierto ries­go para la salud, y es conveniente profundizar en un examen más exhaustivo sobre las causas de la descompensación cor­poral ácido-base.



Cómo usar correctamente la tira reactiva

Los restos de comida, sobre todo el alcohol, el café, la sal y las bebidas gaseosas alteran el pH de la saliva y pueden dar valo­res confusos, por lo que es conveniente esperar al menos una o dos horas para realizar la prueba después de haber comido.
Lo ideal es hacer el test con saliva recién segregada, por lo que debemos tragar la saliva que tenemos en la boca, segregar nueva saliva, volver a tragarla, y sólo la segunda vez que gene­remos nueva saliva utilizarla para humedecer la tira reactiva:
  • Humedezca un trozo de tira reactiva enteramente en su saliva.
  • Compare el color de la tira mojada con el color de la escala adjunta.

Interpretación de los valores de pH

  • Valor pH 7.6: Valor ideal. Se trata de un valor ligeramente alca­lino. Cuidando la alimentación y haciendo algo de ejercicio físi­co podrá mantener este valor.
  • Valor pH entre 7.3 y 7.0: El cuerpo no está ni alcalino ni ácido. Para conseguir el valor recomendado de 7.6 es aconsejable seguir una alimentación equilibrada, pobre en proteínas, y tomar diariamente algún preparado a base de sales básicas.

Estados en los que pueden comenzar a desarrollarse enfermedades crónicas

  • Valor pH 6.4: Es un síntoma de que el cuerpo está aproxima­damente 10 veces más ácido del valor ideal. Es muy aconseja­ble revisar qué tipo de alimentación se realiza e intentar subir el valor del pH hasta el recomendado mediante la toma diaria de sales básicas. Valor pH 6,1: El cuerpo está unas 20 veces más ácido de lo que estaría si el pH fuese ideal. Para subir este valor hasta el ideal, además de revisar atentamente los hábitos alimenticios, debe tomar diariamente un preparado de sales básicas de calidad

Estados de pH en los que ya han podido manifestarse enfermedades crónicas

  • Valor pH 5.5: Este valor nos habla de un cuerpo que está 100 veces más ácido del valor ideal. Las personas con este tipo de acidez deben tomar conciencia de ello, corregir sus costumbres alimenticias y sus hábitos de vida y tomar diariamente un pre­parado de sales básicas que neutralice su acidez.
  • Valor de pH 4.9: Se trata de un cuerpo muy ácido, casi 200 veces más ácido del valor ideal. En tales casos, las personas deben necesariamente tomar conciencia de su estado de aci­dez, quizás realizar ulteriores análisis que confirmen dicho estado y tomar medidas para corregirlo dirigidas al control de su alimentación y sus hábitos de vida, y complementar su die­ta con la toma diaria de un preparado a base de sales básicas de calidad.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Depuración profunda del Hígado



El hígado se podría decir que es la “Depuradora” de nuestro cuerpo. Como las depuradoras, filtra los tóxicos que circulan por nuestro cuerpo y se deshace de las toxinas tanto si se encuentran en la sangre, si los has ingerido por error (intoxicación) si te los han suministrado erróneamente tras un diagnóstico equivocado administrándote antibiótico cuando realmente era contraproducente y por ende el hígado se ve obligado a trabajar en exceso, todo el sistema se desequilibra y por lo tanto la salud se deteriora y enfermas.
El Hígado también se encarga de la descomposición y asimilación de las grasas y las proteínas que ingerimos con los alimentos, a partir de la bilis.
Si el hígado no funciona correctamente quiere decir que la depuradora principal de nuestro cuerpo no funciona correctamente y por lo tanto tampoco podremos absorber los nutrientes de los alimentos que ingerimos y …enfermamos.
Principalmente los órganos que se ven directamente afectados por un mal funcionamiento del hígado son: los ojos, el corazón, el cerebro, las gónadas, las articulaciones, y el riñón. Todas ellas dependen del buen funcionamiento del hígado. (Unos ojos amarillentos nos indica que el hígado no anda muy bien….)

Alimentos que son adecuados para la limpieza del hígado.
El Ajo que activan las enzimas hepáticas.Tomar un combinado de zumo de limón, con jengibre, ajo, aceite y algunos le añaden zumo de naranja o zumo de Pomelo que también es rico en vitamina C y antioxidantes (limpiadores del hígado).
Tras cada comida una taza de Té de hierbas: Regaliz, Fenogreco, Lino, Menta y Jengibre
Comida: vegetales variados (es muy importante la variación) sobre todo los de hoja verde (Rúcula, Achicoria, Espinacas.. se puede añadir sésamo para aportar una cantidad adicional de Calcio ya que las espinacas por ejemplo tienden a capturar el Calcio en forma de oxalatos, ya que neutralizan los metales pesados y eliminar pesticidas.
En las ensaladas también se pueden añadir Aguacates que aportan energía y además como en el caso de las nueces y la cúrcuma protegen al hígado contra la sobrecarga de toxinas y ayudan a la capacidad de limpieza del mismo.
La Cúrcuma incluso ayuda a regenerar las células del hígado (el tejido hepático)
Evitar tomar cereales ya que dejan residuos en su metabolismo que el hígado debiera limpiar. El único cereal que no deja residuos y no da trabajo al hígado es el Mijo. (El mijo es el único cereal que alcaliniza)
Evitar tomar carne y pescado ya que todos sabemos la cantidad de residuos y toxinas que quedan en el cuerpo tras su metabolización y esto le daría mucho trabajo al hígado.
Las grasas que son indispensables para el sistema nervioso se aportan con el aceite de oliva y con aguacates.
Cocina sin sal añadida. De esta manera ayudas a dilatar los conductos biliares para favorecer la limpieza.
Vas a tomar solo verduras frutas frescas, frutos secos y grasas poliinsaturadas (aceite de oliva y aguacate).
Debes evitar: café, chocolates, pasteles (azúcar blanca), pan (tanto de harina blanca como integral). Las personas que suelen tomar café y lo dejan en la dieta esos tres primeros días pueden sufrir de dolores de cabeza.


Ademas puedes tomar para ayudar a tu hígado. Ves a la parafarmacia, herbolario, etc… de tu zona y compra:
Cardo mariano: uno de los mejores remedios para el hígado (conocido como guardián del hígado), puedes beneficiarte de esta hierba en ensaladas (cruda y tierna) o en infusión. Ayuda a sanar hígado y vesícula, desintoxica, protege y reduce inflamaciones del hígado, además de ayudarlo a reparar tejidos dañados y eliminar venenos biológicos. Cuando el hígado no elimina o neutraliza sustancias dañinas el hígado se daña y deteriora. El cardo mariano previene y ayuda al hígado a eliminar estas sustancias además de que lo protege contra sus agresiones, resguarda al hígado de drogas, alcohol, hongos venenosos, sustancias perjudiciales, etc., ayuda a eliminar exceso de hierro que daña el hígado y es un potente antioxidante que lo repara y regenera, además de que protege contra la diabetes, lo desinflama, baja el colesterol nocivo y estimula sus funciones vitales. Toma una dosis de 250mg al día para proteger el hígado y combatir diabetes y otros daños hepáticos.
Diente de León: un fuerte depurador sanguíneo, ideal para descongestionar el hígado, un tónico general para el cuerpo con propiedades antiinflamatorias, laxantes y reparadoras. Es un tónico amargo y vesicular. Consume esta planta en ensaladas frescas o en polvo (mezclado con zumos) o infusión. La dosis varía alrededor de 500 y 2000 mg al día, según la dolencia. Una cura con diente de león es beber 3 tazas al día pero no junto con las comidas sino 30 minutos después de comer.
Alcachofa: tónico amargo con propiedades protectoras y regenerativas del hígado, depura la sangre y ayuda a mejorar las digestiones, combatir urticaria, alergias, acidez, gases, mareos, fatiga sin saber porqué, hinchazón abdominal, etc., síntomas de un hígado en mal funcionamiento. Previene hepatitis, insuficiencia hepática y problemas como diabetes, excelente para bajar de peso y eliminar colesterol nocivo y a bajar azúcar de la sangre. Además, posee propiedades que estimulan la producción de bilis y drena la vesícula, por lo que previene y combate la formación de piedras vesiculares. La mejor forma de consumir la alcachofa es comerla en ensaladas, bien limpia y cocinada con un poco de sal. Se debe rascar la carne con los dientes directamente de la hoja. Además, te puedes preparar una infusión con hojas de alcachofa, hirviendo en una taza de agua 10 hojas de alcachofa. Recuerda no endulzar con nada para mejores resultados. Evita al máximo utilizar cualquier tipo de azúcar, incluso el azúcar de dieta, que es muy nocivos para el hígado. En el mercado ya venden cápsulas de alcachofa las cuales también son apropiadas para sanar el hígado (consulta las dosis en el empaque).